martes, 21 de mayo de 2013

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Ya no sé en qué momento me perdí a mí misma para convertirte en todo lo que tengo.

martes, 14 de mayo de 2013

Diciembre.


Ni siquiera recuerdo el sonido de la voz que me lo dijo.
Alguien intentó explicarme que una persona es valiosa en la medida en que consigue hacerte sonreir.
El amor que sientas hacia esa persona es necesario e imprescindible siempre que te haga ser feliz, que la felicidad se balance con las lágrimas y las reemplace.
Me susurró que los besos que quedan encerrados en tus labios terminan por emerger en sueños y saciar tu corazón de una felicidad onírica que confunde a la misma realidad.
Que los latidos desbocados de tu corazón acaban formando una melodía tan hermosa que tus sentimientos no habrían creado jamás sin contar con su rítmico palpitar.
Aquella voz me animó a querer, a desafiar a los imposibles y demostrar al mundo que el amor no tiene por qué ser siempre cosa de dos, que puedes estar sólo en el mundo y seguir amando.
Aquella voz me animó a olvidar y dejarme arrullar por el murmullo del tiempo.
Aquella voz era yo misma, perdida en las confusiones y el dolor, pero entregándome incansable a alcanzar la felicidad... siendo sólo voz y mensajera del propio amor que me quema.