lunes, 7 de julio de 2014


Ya no me queda nada.

Aprendí a vivir de ausencias,
con latidos a destiempo
y ahora al concepto de supervivencia le sobran cuatro kilómetros.
Las calles han perdido pasos,
lo juro,
y me despierto entrelazando mis propios dedos
susurrándome que no está todo perdido.
Pero mira, no hay quien te encuentre.
No me quedan ideas para escribirte
ya no me quedan alicientes para sobrevivir sola cada bache.
Ya no espero un abrazo que congele mis miedos,
y qué mierda de poeta
pintado amores imposibles
sin atreverme ni siquiera a pedirte
"quédate"
a susurrarlo
a retenerlo
a inventarlo una noche más.
Porque a lo mejor no he buscado ánimos para seguir fingiendo
ni hombros para cargar con el peso
de haber nacido a destiempo,
y de habernos creído posibles.

sábado, 5 de julio de 2014


Tanto frío
y tan poco tú.
Reduciendo el espacio que teníamos
corriendo
en círculos 
sin vernos.
Qué sabía el mundo de poesía
si no te había visto 
a tí.
Cómo hemos aprendido a amanecer
tan rápidamente
sin mirarnos las sonrisas desgastadas
y la marca de la almohada
inventando relieves aún sin perfilar.
Los párpados cerrados intentándose cortinas
ocultando las ganas de vivir
que gritaba nuestra forma de mirarnos.
El mundo nos tenía miedo
y ahora soy yo quien me escondo.
Porque tenían razón
incluso el invierno puede dejar de tiritar.