sábado, 5 de julio de 2014


Tanto frío
y tan poco tú.
Reduciendo el espacio que teníamos
corriendo
en círculos 
sin vernos.
Qué sabía el mundo de poesía
si no te había visto 
a tí.
Cómo hemos aprendido a amanecer
tan rápidamente
sin mirarnos las sonrisas desgastadas
y la marca de la almohada
inventando relieves aún sin perfilar.
Los párpados cerrados intentándose cortinas
ocultando las ganas de vivir
que gritaba nuestra forma de mirarnos.
El mundo nos tenía miedo
y ahora soy yo quien me escondo.
Porque tenían razón
incluso el invierno puede dejar de tiritar.

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