miércoles, 28 de marzo de 2012

La chica de París


Todas los sabios en París hablaban de aquella chica
Todas las mentes importantes de la ciudad se cuestionaban el por qué de sus alegres pasos cuando caminaba de puntillas bajo la Torre Eiffel.
Todo el mundo quería saber quien era aquella chica francesa enamorada de un pintor barroco italiano.
Yo sonrío por encima de las páginas del libro que esté leyendo en los campos Eliseos, con mi té de canela sobre el banco en el que me apoyo cuando en realidad estoy sentada en el suelo.
Escucho siempre esa música que nadie entiende, que me evoca los momentos más importantes de mi vida, las sonrisas que esbozamos juntos, bajo un sol del que me ocultaba tras mis pestañas.
Miro a mi alrededor, respirando el aroma del silencio parisino, del ajetreado latir de los corazones inspirados por la magia de la vida. Respiro sus miradas y sus besos, sus sonrisas sin sentido y sus lágrimas olvidadas... pero sobre todo saboreo el arte que vuela por la ciudad esperando a ser recibido.
Desde que me instalé en París he sido un misterio. Mi extraña forma de vestirme, mi pelo de color azul, mis labios rojo intenso y el amor que siento por mi pintor barroco italiano.
No soy una chica más matando los minutos, viviendo entre la elegancia de la ciudad como si fuese tan solo un soplo de aire que es arrastrado sin ningún cometido.
Soy una escritora, encargada de contemplar aquellos detalles que pasan desapercibidos a la vista de los mortales, encargada de grabar en mi memoria la música que tocan las mejores orquestas, es decir, el sonido de la fuente, las mirada de los niños que buscan sus barcos de papel entre el agua...
Le doy un mordisco a mi crépe con salsa de arándanos y retiro las marcas de carmín que he dejado.
Un hombre me da la mano y al levantarme me rodea con sus brazos.
Huele a pintura, pero no pintura de colores, pintura transparente, ni témperas ni pastel... su pintura es la poesía y él mi pintor barroco italiano.

lunes, 26 de marzo de 2012

los sueños se hacen realidad


No tenía ningún sentido confiar en que podía prender fuego a la distancia.
Siempre ha sido mi incandescente enemigo, mi perverso e invisible compañero, matando las esperanzas que albergaba mi corazón.
Lo siento, pero a veces, esos estúpidos soñadores, esos mortales rodeados de dulces palabras que suenan a victoria... a veces ellos también ganan.
Han sido 19 meses, soñando, entendiendo que los sueños son parte de nuestra existencia, una parte muy hermosa e imprescindible para sobrevivir a cada segundo que tomamos aire, olvidándonos del instante anterior y  preparando las fuerzas para afrontar el siguiente.
Han sido 19 meses, pero después de tantos golpes arreados al aire, intentando descargar la impotencia que me causaba la distancia.. después de tantos silencios en los que en la soledad pudimos sentirnos juntas, vamos a hacerlo realidad.
+¿te das cuenta de la ilusión que tienes por vivir un día normal de una persona, un día normal en una amistad?
-normal no, cotidiano. Si fuese normal no seríamos nosotras.

sábado, 24 de marzo de 2012

Todos necesitamos alguien en quien reflejarnos


A veces lo más importante en una vida son los pequeños momentos compartidos con grandes personas.
Los minutos en los que no importan las palabras sino la confianza de los silencios.

lunes, 19 de marzo de 2012

Encerré mis sentimientos en una canción


Todos los latidos de mi corazón fueron atrapados por las impuras notas de la inconsciencia.
Se rompieron los suspiros, se resquebrajaron las lágrimas perdidas entre tantos mares de silencios apagados.
Tus sonrisas cuando a penas había amanecido fueron limpios pentagramas escritos en la oscura tinta del pasado.
Perdí por completo la cordura y encerré mis sentimientos en una canción.
Pude respirar la mañana de Febrero en la que por primera vez sentí ese fuego que dicen que dejas que arda en tu interior, sin importar que pueda ser apagado por una única persona.
Encerré los instantes perdidos dibujando tus iniciales entre mis poesías, las noches abrazada a los recuerdos, intentando rememorar momentos inmortalizados, carentes de importancia y poseedores de mi felicidad.
Repetí esa canción, formando parte del masoquismo humano que nos hace amar ese dolor interno que nos acompaña, que nos hace probar el dulce sabor de una victoria que nunca  podremos alcanzar.
Me enamoré de una canción que contaba nuestra historia, una canción que cuenta tus miradas, una canción que no he acabado de escribir, una canción que intento comprenderme sabiendo que jamás podremos ser más que esa canción.
Jamás seremos más que las mañanas en las que me miraas, y jamás entenderás por qué sonrío cuando veo tu sonrisa.
¡Déjame ser incomprendida!
Vuelve a sonar viejo piano  abandóname de la mano de nuestra canción.

domingo, 18 de marzo de 2012

No quería ser solo otra hermosa sonrisa que nunca llega a ser una canción



Nunca me llegó a importar que el cielo pudiese caerse encima de mi cabeza, pero no siempre fue fácil mantener este convencimiento.
Vagaba por las calles de mi amada ciudad de Tívoli sin rumbo fijo, arrastrando mi humilde teclado y una voz que cada día tenía menos fuerza para cantar. Las esperanzas que había comenzado a alimentar cuando tenía diez años decidían abandonarme cada día que me levantaba por la mañana sin nada que hacer, sin nadie que me ayudase a seguir caminando.
Fui rechazada tantas veces… nunca era lo suficientemente buena para aquellos mediocres cazatalentos que odiaban mi sonrisa, mi pelo azul y negro, mi forma de vestir, tal vez incluso odiasen que no era como las demás, que conservaba mi decencia. Sólo tengo claro que nunca nadie odió mi música. Todos sentían algo cuando con mis melodías intentaba desgarrar sus corazas de superficialidad, aunque nunca fui capaz de que lo demostrasen. 
Me perdía, no lograba mantenerme en pie, incluso me tiraba al suelo al llegar a mi apartamento. Lloraba hasta que amanecía, me limpiaba las lágrimas y miraba por la ventana, me repetía aquella hermosa frase que había escrito a mis catorce años, cuando intentaba convertir el fuego que me quemaba en poesía: “Tu mundo era el silencio que se interponía entre tus pestañas y las olas del mar” Y me había prometido hacer de ese mundo el lugar idóneo para una soñadora.
Me caí miles de veces, prometo que no fue fácil, pero luché, por el amor de mi vida, por aquel sentimiento de que formaba parte de algo, tal vez de alguien, más fuerte que un hombre, más fuerte que cientos de corazones. Sí, entre la desesperación y las derrotas siempre supe que iba a vencer, aunque fuese entregando mi vida.
“No fue una experiencia agradable, ser arrojada a miles de abismos y tener que incorporarme sin ayuda…pero contaba con mi coraje y mis incansables fuerzas, una sonrisa diferente y un sueño. No fue una experiencia agradable, pero ahora puedo gritar sobre este gran escenario, alentaros para que luchéis y prometeros que lo brillante de la cima es el recuerdo de los malos momentos que arrastraste en el camino, que puedes verlos arder sin miedo a quemarte”
El Madison Square Garden cerró sus puertas entre gritos y aplausos y su mundo fue más que el silencio que se interponía entre sus pestañas y las olas del mar 

martes, 13 de marzo de 2012

Una loco contra el amor


Me paro en medio de un vacío silencio a cuestionarme mis inexistentes principios
Mi mente me repite que soy un producto de la nada, mi corazón le contradice, él insiste en que soy poeta, persona ahogada en un profundo mar de sentimientos incomprensibles.
Mientras el día pasa al otro lado de mi ventana el tiempo se detiene.
Lleva parado desde que tenía memoria.
Digo tenía porque ya no la tengo, he perdido todo rastro de característica humana, todo ápice de cordura se ha desvanecido entre las amargas hojas del papel.
Ahora soy loco, un loco sólo entre la poesía, un loco sólo entre la soledad de un loco, y lo peor... soy un loco contra el amor.
Mi "yo" se ha interpuesto en mi camino.
"yo"  ha decidido odiarme haciéndome quererla, ni tan siquiera pude controlar lo que sentía, pues soy un loco dentro de "yo" pero ni tan siquiera ese "yo" puede ser considerado primera persona, es simplemente otro "él" que ocupa el lugar de un "yo".
Mis ojos la vieron, no pude poner las manos sobre ellos. Mi corazón empezó a latir, habló con mis ojos sobre su sonrisa, pero no fueron mis labios quienes lo dijeron sino los oscuros labios de mi "yo".
¡ESTÚPIDO DESCONOCIDO!
Intenta entender que no puedo quererla, soy un loco y un poeta, no un enamorado.
Sentí lo que nunca había sentido, me envenené con la más dulce de las drogas sin ni tan siquiera tomar entre mis manos el vaso que contenía el veneno.
Golpeo fuertemente la pared de mi oscura habitación de loco, en mi caos de loco con mi atmósfera de poeta.
Soy un loco... y nadie podrá negarlo. Intentarán atacarme llamándome loco, pero de locos está el mundo lleno.
Seguro que quien con sus sucios labios me profane, quien hable a los que ama del estúpido loco de la casa en París no sabrá nada de mi historia... ni tan siquiera sabrá mi nombre, sólo sabrá que estoy loco.
Pero quien en su amarga vida intente decir al mundo que un loco no tiene razón, quien intente que mi incoherentes y poéticos pensamientos pierdan su sentido... esos se darán cuenta de que sólo fui un desequilibrado más, que sintió el peor de los fuegos en su interior...
Sí, "yo" ha intentado quemarme cuando por primera vez la vi... pero aún me queda el consuelo de que todos esos que me llaman loco por dentro han enloquecido.
Todo el mundo ha amado alguna vez

domingo, 11 de marzo de 2012

Felicidad


Algunos se atrevieron a decir que la verdadera felicidad no estaba al alcance del ser humano.
Queridos "algunos" dejadme deciros que os habéis equivocado.

viernes, 9 de marzo de 2012

la crisis de inspiración que culminó en sus labios.


Marzo azotaba mi rostro en plena confusión
Las palabras bombardeaban mi pequeño y frágil corazón sin encontrar el lugar para escapar.
Le había visto, me había acercado un poco hasta sus ojos, le había sonreído y me había mirado... sin embargo no sabía escribir.
Mi tinta se negaba a corromper la pura virginidad de mi papel. Mis ideas no querían abandonar mi pensamiento, estaban regodeándose en el brillo de sus ojos, en como le había mirado... no querían compartir sus sentimientos.
Desde hacía tres años mi único amor había sido la literatura. Era mi confidente, mi hermano y mi pasión, mi primer beso, mi primera caricia, los primeros sentimientos que habían quemado mi interior.
Ahora se volvía en mi contra, le había sido infiel, me había vuelto a enamorar.
Me sumergí en mis sentimientos, apagando la luz de mi callada habitación. Podía volver a oír el veloz ritmo de la sonata que tocaba mi corazón, podía escuchar el siseo de las miradas que nos contemplaban expectantes, mientras mis labios sonreían. Podía escuchar sus palabras, sus silencios, podía incluso entender las pausas en que hacía para tomar aire, y se volvían dulces y perfectas, como la más hermosa de mis poesías, el más amargo de mis relatos.
Sonreí.
Rodeada por mi continuo caos de escritora. Porque no necesitaba escribir, sólo depositar los restos de carmín de mis labios en un papel.
No necesitaba decir lo que sentía porque por primera vez en  mi vida no dudaba de mis sentimientos...
al fin era feliz.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Me ha enseñado que la vida no es sólo tomar aire


sino luchar por que al aire lo acompañen las palabras, que tengan un sentido y un significado.
Me ha enseñado que los que luchan siempre tienen su recompensar
Que se puede llorar de alegría
Que aunque la vida pase los momentos quedan
Me ha entendido cuando nadie lo hacía, y gracias a ella he aprendido que lo que el destino ha unido nadie puede separarlo.

martes, 6 de marzo de 2012

Nunca lo sabrás


Nunca sabrás que detrás de mis ojos marrones se escondían algo más que miradas
Nunca sabrás que me pasaba las tardes pensando en tu sonrisa, en tu forma de sonreírme
Nunca sabrás las lágrimas que derramé por mi cobardía, por los imposibles, por mi estúpido corazón y por haberte querido
Nunca lo sabrás, pero aún así sigo queriendo
Nunca sabrás las noches que soñé contigo, que aferré tu mano en el silencio, mientras miles de personas podían hacer mi sueño realidad. Sin embargo mis irreales sentimientos eran más intensos que los suyos.
Nunca sabrás que escribí tu nombre en mis poesías, buscándole un sentido a mi existencia.
Nunca sabrás que aquella canción, aquella que siempre cantaba, aquella que amaba y que sigo queriendo eras tú, era mi forma de sentirte cerca.
Nunca lo sabrás, no, pero he nacido para vivir en esta incomprensión, y aunque nunca sepas que te quería, aunque nunca sepas que no voy a olvidarte, aunque nunca sepas que soy más que pasos en falso a tu alrededor... siempre te seguiré queriendo.

lunes, 5 de marzo de 2012

La estúpida cobarde que se atrevió a amar.



¿Qué estoy haciendo con mi vida?
Mientras la tarde del martes pasa lentamente mi mirada se pierde por las estanterías repletas de libros de mi pequeño apartamento.
Le amo.
Desde que me marche de mi pequeña casa ese pensamiento se ha quedado estancado en lo más profundo de mi compleja mente... se ha clavado en mi corazón hiriéndome cada vez que respiro... pero es la verdad, y es cierto que la verdad duele.
Paseo mis dedos por las eternas estanterías... ¿cómo empezó todo esto?
Sí, le conocí por casualidad, sus ojos se fijaron en los míos e hicieron que mi mirada se desviase a su perfecta sonrisa. Su pelo, sus labios... 
El tiempo fue pasando a nuestro lado y yo ni tan siquiera me daba cuenta, ni tan siquiera apreciaba el amor que dentro de poco iba a arder dentro de mí.
Y así fue... hacía un mes que la llama había decidido encenderse y mostrar al mundo el hermoso brillo de su color anaranjado, el color del fuego.
Le amo...
¿Alicia, acaso eres estúpida? Estás en esta casa para trabajar.
Sí... trabajar. Me había ido de casa hacía a penas dos semanas.
"Quiero dedicarme en cuerpo y alma a mi arte, a mi música y a mi poesía"
Sí, claro, los propósitos de siempre. Sin embargo en eso se habían quedado, en propósitos.
Seguía desperdiciando mi tiempo bajo su ventana, intentando verle, seguía quemando mis momentos escribiendo sus iniciales en los libros con las eternas lecciones que tenía que estudiar.
Otro problema añadido: los estudios. No podía concentrarme si cada vez que me sentaba me ponía a pensar en las palabras que me había dicho el día anterior, la forma en la que me había mirado, las veces que pasé a su lado para que me sonriese... no podía seguir así.
Aferré mi collar con un  corazón rosa en el medio... mi hermana tenía otro igual, pero ahora ella estaba lejos... y necesitaba más que nunca a alguien como ella a mi lado, que me entendiese.
Pero la distancia no quería jugar a mi favor y parecía haber tramado un cruel y doloroso plan con la vida para hundir todas mis posibilidades de llegar a ser alguien.
Golpeé las teclas del piano intentando hacer sonar una melodía. Traté de cantar aquella canción que me había hecho ser feliz el primer día que me subí a un escenario...
Pero no, no era capaz de hacer nada que no fuera pensar en su sonrisa.
Escribí su nombre en un papel, como había hecho tantas veces, pero esta vez fui sincera, le dije lo que sentía.
Mi mente expulsó la llama que me quemaba sobre el blanco puro de mi eterno compañero de batallas. Le contaminó de mi amarga existencia, de mis preciosos sentimientos, del dolor que sentía cuando pasaba a mi lado sin decirme nada, cuando me ahogaba en mis propias intenciones, cuando las palabras no encontraban la forma de escaparse de mi corazón, cuando sentía sin poder decir que sentía...
La ventana se abrió de golpe debido a una ráfaga de viento... se llevó el papel
Vi volar todos mis sentimientos, desaparecer por el cuadro pintado en rosa de mi ventana.
Me asomé corriendo, nadie podía leer aquello.
¿Había dicho alguna vez que cuando algo puede salir mal... saldrá mal?
Allí estaba él, con mi papel entre las manos, leyendo todo lo que había sentido durante el mes pasado.
Seguro que no significaba nada, eran solo palabras, yo era solo otra chica, la extraña chica con el pelo azul, que olía al dulce perfume de Thierry Mugler, la escritora...
Me miró desde la calle 
Le miré 
El tiempo se detuvo
Me sonrió
Le sonreí
¿se daba cuenta?
Agitó el papel
Agaché la cabeza
Me sonrió
Le sonreí
...
-Buenos días Alicia, ya va siendo hora de levantarse
Otro día más... durmiendo sobre la almohada que ocultaba ese papel, teniendo el mismo sueño de todos los días. 
Algún día prometo que lo haré realidad, le diré todo lo que siento.
De momento me conformo con lo que soy, otra chica, la extraña chica con el pelo azul, que olía al dulce perfume de Thierry Mugler, la escritora...
Estaba completamente orgullosa de serlo, y aunque él nunca supiera lo que sentía, el fuego que me quemaba por dentro seguiría estando orgullosa de ser la estúpida cobarde que se atrevió a amar.
Y como una gran amiga me había dicho un día... siempre me quedará la oportunidad de soñar.

domingo, 4 de marzo de 2012

El día que nacieron las palabras



Mi mirada se perdía en el inexistente límite de mi disconformidad.
El mundo había dejado de creer en los sueños, en la elegancia del olor al café. Se había resignado a sobrevivir entre tanta mediocridad, sin intentar arriesgarse a dar un paso en falso.
A través de las miradas de los perdidos transeúntes de la ciudad de Tívoli pude ver la falta de sueño, los silencios amargos y tensos en las lujosas casas que habitaban, las malas situaciones, las duras mañanas...
Pude ver un mundo en sus pupilas aquel día que nacieron las palabras.
Cerré de golpe la ventana de mi pequeño apartamento y limpié las manchas de té de las teclas de mi piano. La elegancia de mi existencia se iba consumiendo con las horas, con los lentos minutos, no podía seguir siendo la chica francesa que vivía en una ciudad Italiana.
Siempre había luchado por vivir esquivando los tópicos. Había sido la pequeña princesa que creía en los cuentos con tristes finales, que era feliz en su castillo sin necesidad de un príncipe que la rescatase. La princesa que llegó a enamorarse del dragón.
Siempre había sido tan distinta, no me había dejado ser cortada por las tijeras que hicieron el modelo de la sociedad, había sido herida en la batalla de la vida, pero no me dejaba ganar, las caídas me hacían más fuerte. Nada podía herirme ni tan siquiera los silencios, aquellos que mataron a mis amadas palabras.
Me aparté el pelo de la cara y me puse mi lazo color azabache junto a la frente. Dejé que mi mirada se perdiese en el horizonte en lugar de aislarse en el inexistente límite de mi disconformidad.
A partir de ese día, que fue especial por el hecho de no haber sido más que otro cúmulo de minutos, a partir de ese día 16 de febrero me prometí seguir siendo la misma...
sí como todos los días... ¿acaso esperabas un chocante cambio?
no hay significativos cambios en la vida de la desequilibrada mente de un genio.