miércoles, 25 de diciembre de 2013


Qué puntualidad tan asquerosa la del tiempo
cuando ya no quedan ganas de llegar a ningún sitio.
Y qué manía la nuestra de amar lo que ha ocurrido
como si nunca hubiera sido presente.
Hemos llegado a ese ecuador en que no necesitamos buscar respuestas
sino encontrar preguntas.
Siempre podemos maldecir no sabernos responder
pero a nadie le gusta no preguntarse
y quedarse junto a la calle
esperando
callado.
Necesitamos sentirnos impotentes, 
pero sentirnos.
Y en eso se basa mi vida,
en preguntarme mil cosas que no llegan.
Porque las respuestas son lo único que no sigue la asquerosa puntualidad del tiempo.
Y maldita sea, sueles ser tú.
Riéndote a carcajadas, inclinando la cabeza.
Tiritando constantemente 
y haciéndome temblar.
Disfrazado de prisa hasta que llega el verano.
Y dejándome sola soñándote.
Preguntándome.
Y sin poder responderme.
Porque maldita sea, 
siempre eres tú.


sábado, 21 de diciembre de 2013


A veces faltas tanto que me cuesta respirar
y otras simplemente me lleno de valor, aire y orgullo y finjo que eres prescindible.
Supongo que siempre estoy mintiendo.
Ni moriría al perderte ni puedo vivir sin tí.

A veces no puedo hacer otra cosa que llorar.
Por haber pasado de hablar de tí todos los días
a mirar hacia otro lado cuando te mencionan.
Y es que tu nombre quema tanto como tu ausencia.

Supongo que a veces me limito a existir en medio de una calle llena.
Sólo me doy cuenta de que no soy nadie al verme sola
e identificar en los demás todas las historias que escribí.
Donde tú y yo siempre corríamos tropezándonos y perdiéndonos.

A veces la imagino a ella, y no puedo evitar idolatrarla.
No sé cómo viste y cómo te dice que no le gusta bailar, pero pronuncia más claramente que yo.
Es difícil sostener tantos sueños rotos, digo en mi defensa.

A veces me rindo y olvido tanta fantasía, lo siento.
Imagino simplemente el tiempo pasando y el día que llegará y alguien en un bar me mencione.
Y entonces, rompiendo los tópicos de las películas en que correrías a buscarme, tu digas:
"No recuerdo haber oído hablar de ella."

martes, 17 de diciembre de 2013


Llegará un día que desaparezca su olor de entre las sábanas.
Que mi mano dibuje una silueta sin saber dar con cada arruga de su piel,
con cada error
con cada "más tarde".
Diré su nombre sin temblar.
Será el mismo de siempre
y sin embargo entonces sonará tan distinto.
Tal vez ese día pierda el rumbo
y sin embargo, no extrañaré que me diga que todo irá bien.
Pasará el tiempo y Diciembre será Diciembre sin sus abrazos,
miraré el reloj sin tener prisa.
Tal vez duerma sola como siempre,
y sin embargo me desvele sola como nunca.
El día que le olvide, cambiaré el ritmo de mis pasos.
Derrocharé cada segundo, sin importarme.
Será sólo el telón de fondo la impotencia del no tenerle.
El día que le olvide...
tal vez él sienta que algo muere.
Tal vez mire hacia otro lado.
Tal vez bese otros labios sin importale, y tome otra mano como nunca tomó la mía.
Tal vez no sueñe con nada, y sirva el café frío al levantarse.
Pero el día que le olvide tengo claro
que para él sólo será otro día.

martes, 10 de diciembre de 2013

Falso París.




Me gustaría hacer una fotografía. 
Pero no una cualquiera, estoy harta de los sitios cualquiera que no se dejan fotografiar. 
Será la ventana de aquel maldito albergue de París, amaneciendo, sin haber pegado ojo en toda la noche. 
Y no hablo solo de mí, hablo de París. 
La considero inquieta, como todas las chicas de labios color burdeos. 
Será París la fotogafía, por no ser mi cuarto desordenado con mil cartas que nunca valieron la pena.
Por no hablar de todos los tickets de autobus, los papeles de regalo y los recortes. 
Qué triste que estén más vivos que yo. 
En ese falso París quiero fotografiarme, perdiendo la cabeza y ordenando las medias; pero también llorando cuando todo lo bueno ha pasado. 
Pensaré alto y claro (o solamente alto, como suelo hacer) ¿cuándo ha sido la última vez que algo bueno pasó?
Dios. 
Creo que se han ido ya trece meses. 
¡Cómo corréis, ni que se os pasase el tiempo! 
Y aquí estoy otra vez, mirando las calles cómo si tuviesen algo que decir, y agotando el frío fingiendo un cuerpo con quien compartirlo. 
Ojalá una cámara pudiese inmortalizar ese frío, el vacío de la calle llena y la falta de ritmo en mis pasos constantes, uno tras de otro.
Persiguiéndose.
Sin alcanzarse nunca.  
Como todos nosotros. 
Al menos están acompañados. 
Creo que alguien decía (o si soy yo la primera a la que se le ocurre, ya puedo encarnarme en "alguien") que las personas solas tenían más rumbo que el resto de la gente. 
Personas felices, que aman, ¿a dónde vais a ir sino a buscar alguien que os acompañe o un lugar que os haga olvidar? 
Sois unos incompletos, no sabéis lo que es odiar la Navidad de tanto amarla. 
Cómo me gustaría retratarnos a todos los solos juntos. 
Sonriendo, como idiotas.  
Titularía la fotografía "todos los solos juntos" y tendría tan poco sentido que no tendría que firmarla. 
Hablando de fotografías, qué decía?  
Ah sí, falso París...