Si pudiera verte todas las mañanas,
sin importar el color del día,
ni su nombre.
Si no tuviese que medir con un reloj estropeado
el tiempo que puedo vivirte.
Tic tac tic tac
y poco más.
Si durmiésemos enredados
y me olvidase de cómo ladeaba la cabeza para no mirarte a los ojos,
y me especializaba en contar las baldosas del suelo.
Si pudiera mirarte cómplice,
y escaparme hacia otro lado,
por eso de que las miradas desnudan
y no es bueno arrancarse la ropa en público.
Si no tuviese que volver a ponerme con eso
de apretarme una mano con la otra
las noches de números impares
y sueños fríos.
Si pudiese creerme que debe ser culpa de la lluvia
que me ahogue cada vez que te ríes
y te tapas la cara con las manos.
Si pudiese despertarme otra vez,
arrancando el calendario que me atrapó en Diciembre
apenas cambiaría un segundo de este infierno de quererte.
Tic tac tic tac
y poco más.