jueves, 2 de enero de 2014




A ratos, todo esto del invierno me suena muy vacío.
Otras a tí,
a escuchar "Vis a Vis" en la calle mientras se ilumina.
A dejar escapar el calor entre mis labios.
O una sonrisa.
Y otras veces me olvido de lo que es el invierno y deja de sonar.
Como si nunca hubiésemos existido.
O como si fuésemos algo más que existencias que se han encontrado
y que esperan, abrazados, el momento de separarse.
Pero a fin de cuentas nadie ha puesto final a los inviernos.
Simplemente un día dejamos de tiritar y pensamos "se ha ido un invierno más".
Hay algunos que se atreven a jugar con las fechas de caducidad:
"Es veintiuno de sabediosqué, ya se ha acabado el invierno."
Pero supongo que ambos están equivocados.
El invierno y tú sois lo mismos.
Y no te vas tapándome con una manta, silencioso, sin que pueda recordarte.
Y no llevas un "consuma preferentemente antes de..."
Simplemente te vas.
Sin tener música ni una estación con tu nombre.
Pero quise disfrazar de tí al invierno.
Ahora diciembre se ha escapado...
y no quiero dejar de tiritar.

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