jueves, 30 de abril de 2015

Adiós diciembre.



Mi "yo" de los veinte años siguientes
seguirá persiguiendo abrigos negros en invierno,
rastreando cada bar de mala muerte como un sabueso
que sigue la pista de un olor que está olvidando. 
Latiré a ritmo constante probablemente, 
aunque nunca te apagues
me habré hecho inmune al veneno al que fui adicta.
Te soñaré, supongo, porque aunque hoy he repetido cinco veces que te he olvidado estoy escribiendo para tí.
Porque lo he tenido que repetir cinco veces, para creerme en labios ajenos.
Mi "yo" de los veinte años siguientes recordará el camino a todos los lugares en que te encontraba,
asaltará mi mente tu figura cuando vuelva a tener miedo.
Aún no me hago a la idea de perder la necesidad de tí.
De no buscarte, de no creer que estás esperando el momento perfecto para decirme "quédate".
Mi yo de los veinte años siguientes será un desconocido para todas las personas que no sepan de tí,
que no sepan que ocultando tu nombre nació en mí la poesía,
que sin saberlo me salvaste de la debacle,
que me mantuviste con vida en demasiadas ocasiones,
a golpe de diciembre.
Nadie me conocerá sin memorizar la historia de la primera vez que me llevaste a casa,
de mi inocencia, de mis 15 años recién cumplidos,
resucitando de mis ruinas, a las que había disfrazado de desengaño.
Mi yo de los veinte años siguientes seguirá tus consejos
y apartará tu imagen de la mente,
será feliz con otros que no le roben las energías.
No abandonará todo al oir su nombre, 
pero, volverá a los sitios donde lo susurraste
para sentir, por última vez, que el amor solo puede vivir en un recuerdo crónico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario