jueves, 6 de octubre de 2011

Distancia, mi continua lucha, mi siempre perdida batalla.



A tí.
A una forma de contar la historia de un amor callado,
de un amor secreto.
A una forma de matar la curiosidad de los ávidos de lágrimas ajenas, a un lugar, a un espacio, a matar a la distancia.
A la forma de querer, a lo poco que importa nada, a lo poco que importa nada cuando se quiere.
Un canto a la carencia de sentido de lo océanos.
Un canto a la gente que sufre los errores que Dios ha cometido con el espacio.
A la imaginación de un sueño tan sólo posible cuando la ciudad duerme.
Al frío de las noches en las que la luvia golpea las ventanas, al frío de tus ojos cuando sufres la impotencia de lo imposible.
Al gritar a una pared vacía, a mirar el cielo buscando algo que te haga pensar que tú miras el mismo cielo, que él nos comprende.
Las miradas ajenas e inquisidoras, las envidias, los deseos de causar el daño a un corazón practicamente destruido...
Pero al final...
Un canto amargo a la distancia, un canto a lo que me ha arrebatado tal insexistente fuerza, un canto para tí, porque te amo.
Un canto al conocimiento de que, una parte de mi corazón, se encuentra en la punta opuesta de este mundo... contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario